Tiempo al por mayor. Tony Stark dijo que no hay dinero en el mundo capaz de comprar un segundo de tiempo. Se equivocaba.Tiktok, Instagram, Youtube o Facebook pagan hoy cantidades ingentes de dinero a «creadores de contenido» que compiten para mantenerte frente al móvil. El contenido no importa. Da igual que lo que vendan sean chistes buenos o malos, sketches atrevidos, proclamas fascistas, ensoñaciones comunistas, consejos sexuales, recomendaciones financieras, ‘fack’ panza o explotación de puntos negros… El caso es que te retengan ahí. Luego el viaje a Japón compensará una vida frente a la pantalla. O eso creeremos.
Retención. Esa es la palabra. Para los que viven de sus publicaciones, el maquiavélico algoritmo de las redes sociales funciona mejor cuánto más tiempo seas capaz de retener a tu espectador en tu contenido. Cuanto más consigas mantenerlos viendo tu video, por ejemplo; si lo ven completo o no, si lo ven varias veces, más dinero generas y más te ayuda la plataforma a que otros te vean y encuentren. Cuanto más segundos consigas tener a los usuarios dentro, mayor recompensa y exposición pública. Minería de tiempo a jornada completa.
María del Monte tuvo más acierto que Tony Stark: «Al tanatorio va todo el mundo. Te mueres y hasta el tato se las apaña para ir a verte al cementerio. Hasta viajan. Pero antes nadie se ha movido para tomarse un café contigo».
Ahora llamamos tiempo, a lo que hace sólo una década llamábamos amor, amistad o cariño.